
PREMIOS LITERARIOS LA PLUMA DEL ORO
- Escrito por JT Espínola
- On 13 septiembre, 2016
El crear La Pluma de Oro fue un cúmulo de situaciones, circunstancias y experiencias. Mi primera influencia e iniciación para escribir, fue a los veinte años, tardes de colegio sin actividades extraescolares ocuparon mi tiempo en dejar volar mi imaginación. A veces en demasía. No tenía ni hermanos, ni “amigo invisible” con el que hablar, y los deberes se hacían de manera rápida y mecánica, para poder dedicar mi tiempo a otros menesteres más lúdicos y divertidos. Escribía historias absurdas, inconexas, donde los argumentos e ideas se escribían prácticamente solas. Esto aderezado de mis libros de cabecera de Julio Verne, y otros de aventuras, forjaron en mí una infancia solitaria y feliz.
Unos años mas tarde viajando en autobús descubría un certamen de relatos de viajes. Y escribí uno. Lo envié pensando que era el mejor relato del Mundo, y al no recibir respuesta me decepcioné. Esto se repetiría a lo largo de los años, concursos y certámenes literarios, en sus distintos géneros y formatos de cuentos, relatos, relato corto, entre otros. La sensaciones de tropezar en la misma piedra eran una constante en mí. Decidí emplear mis energías y mi tiempo en otras actividades, pero con dos premisas innegociables. No dejar nunca de leer, y en un futuro volver a intentarlo. Cumplí las dos.
La vida quiso ponerme de nuevo en el camino literario, y años después de un matrimonio de seis años, con un final no feliz, volví a las andadas. Un libro, unas zapatillas y algo de voluntad, siempre han sido mi esencia. No me acostumbro a bajar los brazos.
Llegaron los años más bonitos que recuerdo- este también lo es y SIEMPRE lo recordaré como uno de los más importantes por muchas razones personales y por el NACIMIENTO de la Pluma de Oro- me gustan los años pares, serán las influencias numéricas que tanto analizo, la disputa de eventos deportivos, JJOO, etc.., o porque para jugar a muchas cosas se debe ser pares. Par, blanco, azul, sol, playa, zapatillas, novelas…. Y cerveza!!!. Esa es mi combinación perfecta, aderezadas con las dos intrépidas infantes que tengo encima incluso en los momentos en los que escribo de madrugada y al alba. Es imposible no ceder a sus sonrisas y juegos. Alguna ya piensa que soy escritor. La dejo seguir pensándolo. Me encanta.
Los años del comienzo de la crisis económica, desembocaron en un momento de cambio personal. Un libro siempre era barato y me abstraía de la realidad. Volvía a intentar seducir al folio en blanco, pero sin miedo a la decepción. Ya sabía como era y la ponía cara. Pero esta vez no estaba solo, contaba con herramientas y armas, más poderosas que mi ilusión y pasión. Me preparaba en un taller literario con personas que si lo habían conseguido. El escuchar, leer y aprender de otros era una sensación nueva y reconfortante. Sin noticias de la decepción.
Unos años más tarde, unas hijas ya medio criadas, e instalado en una vida familiar plena y completa, me impulsaron a escribir sin mas interés que el placer por hacerlo, y me encontré con un articulo de un escritor, pintor de edad mediana, con los mismos problemas, decepciones y con menos tiempo para poder llegar al público con sus obras y escritos. Me impresionó tanto que tuve que releerlo varias veces. Aún lo tengo y os rescato gran parte del artículo que me decidió a crear La Pluma de Oro.
“Un amigo me propuso que le enseñara algunos trucos para escribir novelas y relatos, lo cual me molestó en cierta manera, y le comenté sin pensármelo, ¡joder, coño! un escritor que pretenda ser profesional de la novela o del relato, como profesional lo es un médico, un ingeniero o un técnico en informática, no puede usar trucos o fullerías en su oficio fuera un asunto de suerte; porque creía que el arte de escribir novelas y relatos fuera una cuestión de magia o malabarismo de palabras, juegos nada más (las palabras no son sílabas sino semántica), como si cualquier hombre o mujer, que haya fracasado en su profesión y necesitando salir del paro profesional busque en el relato o la novela dar el golpe de suerte.
En periodo vacacional aumentan los nuevos Gnomos que pretenden ser novelistas y recaen por aquí. Esto de aprender a escribir novelas o relatos en un mes con la intención de ganar un premio o que sea un «bestseller» es un engañabobos, esto no es así, no es suficiente apuntarse a un taller de escritura creativa o por Internet, y ya salgo escritor en un mes, no, no nos engañemos, todos pueden escribir y es un propósito loable que lo hagan como ejercicio de libertad y creación individual; sin embargo, y aquí está el peral del vecino, que no piense el joven vaguete o paquete, estudiantes fracasados, los que se aburren en el paro o en vacaciones, el jubilado ocioso, la ama de casa menopáusica o el solterón/a aburrido/a que se puede escribir un best-seller, recibir un premio y luego te paguen millones por derechos cinematográficos.
El golpe de suerte en Literatura no existe, nunca nos sale al paso como un conejo literario despistado al alcance de nuestros cartuchos de tinta. Siento mucho desengañar, desanimar, bajar la moral a ilusos y a quienes creen que la escritura es un truco, conocer unas mínimas reglas, usar el ingenio, enredar una historia, practicar un poco y ya está, para que el mundo me lea y no se pierdan a un genio. Las reglas para escribir son estúpidas, lo dijo un Premio Nobel de Literatura Sinclair Lewis. Todo resultado no se reduce simplemente al trabajo, lo siento, esto de escribir es un oficio de largo aprendizaje, de largas horas perdidas en el oceánico mar de la desilusión. El relato y la novela entran dentro de la Literatura artística, un oficio de artista. Pero si estás empezando, lo mejor es que abandones ya, ahora mismo, gasta tu juventud con los amigos/as, estudiando un idioma, viajando, con la música, o simplemente leer, en tu trabajo o en la cotidiana realidad del día a día y no en sueños e ilusiones como la de vivir de la escritura para dejar tu agobiante trabajo. Lo que sucede es que a los espíritus creadores no les gusta leer, sino crear, escribir, porque son activos y emprendedores.
Publicar: ¡Ah publicar!, este es el dilema, la pared a subir sin cuerda de seguridad. La única posibilidad que tiene el autor novel de publicar sin pagarse la edición es contactar con un Agente Literario, enviarle la novela (nunca mandes un manuscrito a locas, contacta primero con ellos para ver si les interesan tus propuestas. Tienes que registrarla, pero esto son rollos que tienes que saber ¡coño!). Si aceptan, la leerá uno de sus lectores contratados o voluntarios, o lacayos que se han leído miles de novelas, si superas este primer filtro (hay que esperar, ellos reciben cientos de novelas) la enviarán a un editor que ellos creer afín al estilo de la novela (harán un contrato) . Estos son cosas que caen de cajón. Los editores confían en los Agente Literarios más que en los autores, porque estos se juegan sus comisiones, y, la confianza del editor para que este vaya a tiro seguro. Es mucho el dinero que hay detrás como para hacer disparos de pruebas. Te recomiendo visites la web de ESCRITORES. Los jóvenes editores hacen un Máster en Edición, y están muy preparados, no le puedes colar basura.
La mayoría de novelas publicadas en España son traducciones. Compran lo derechos de novelas ya rentables.
La mayoría de los noveles sobrevaloran en el golpe de suerte, el premio literario como salida del anonimato y la fama efímera de un recorte de prensa con una foto. Es premio es solo el comienzo, el compromiso para seguir escribiendo ¿Y la técnica? Dónde está tu oficio, tu técnica, ¿dónde has estudiado el arte de la literatura, quién te dio el diploma de escribidor de historias? Acaso crees que un pintor cualificado contemporáneo o un decorador o un músico nace espontáneamente, que no ha estudiado cinco años Bellas Artes en una Universidad o en un Conservatorio, pues el título de «escritor» se gana igualmente, esto es como subir al Everest.
Un escritor novel no puede dar el salto desde la nada a la gloria, esto es una verdad que ninguno entiende, es como trabajar en una empresa, no puedes pasar de obrero a jefe de departamento, de peón a oficial. No puedes pasar de soldado a general. Hay que empezar desde a bajo, publicando en revistillas locales, premios florales, páginas web de medio pelo, amiguetes, pedir favores, ir detrás de los editores locales, ir a recitales, asistir a aburridas presentaciones de libros de engreídos escritores que ni te saludarán, y tendrás que presentarte a los escritores con el yugo para cuello para que se vean tu cara de hambriento. Humillantes relaciones públicas, y falsas sonrisas, y mucho Ámbito Cultural. Es decir, hacer nidos, relaciones públicas, subir en la jerarquía de la pluma.
Premios de novela: Ganar un premio, ¡hay que risa! con la primera novela ni de guasa, ¡vaya!, mente primaria que tienes. Todos los premios están dados de antemano, aunque se envíen con plica. Fundamental no pidas opiniones o recomendaciones a escritores profesionales, ellos también tienen sus problemas. Lo normal de los noveles es escribir a los autores famosos haciéndole la pelota descaradamente y enviándoles relatitos a ver si hay suerte y se admiran «de lo bueno que soy», esto es bochornoso, humillante, hay que tener dignidad y ser consecuentes con uno mismo y tu destino. Si lo quieres más claro solo tienes que ver el último premio Nadal de novela 2012 concedido al multipremiado y archiconocido Álvaro Pombo. Tampoco pidas consejos de cómo hacer o deshacer un relato o una novela, cada autor ha de ser su propio profesor, censor, conciencia creadora o intuición, olfato de escritor o periodista, guionista, es decir, cada autor ha de hallar su propio camino, tener olfato, su propia técnica, ha de ser original como original es su personalidad: un ser único e inimitable. Por este camino, puede, quizás, sin esperanza y con demasiada fortuna, que alguna vez escribas algo digno y no un folletín rosa de kiosco en papel reciclado. La flauta dulce no se toca por casualidad. Aunque el burro toque la flauta siempre será un burro y no un director de orquesta ni un director de cien como David Lean. La suerte no existe, el campo está lleno de puertas, pero para el novel todas están cerradas.
Los autores, los novelistas más capacitados para la novela son las almas perversas, los malévolos, los que tienen mala leche innata, que sean algo paranoicos o que tengas trastorno bipolares (el escritor en su ordenador se desdobla en fiera), en pocas palabras «los que tienen mala leche», porque las buenas personas tienen poca maldad, poco que contar y nada que decir, poco que ofrecer a la mente criminal del lector, que te está esperando en el sillón con la escopeta cargada. Los lectores de novelas son viejos piratas que lo ha leído todo, salen a novela por mes. Hay que atacar, ir a por el lector sin piedad, a su caza, de lo contario te caza a ti. Es como los poetas buenos. Uno no puede ser poeta si no tiene el valor de denunciar o de decir lo que piensa.
Puedes intentar crear un estilo novedoso, una aventura religiosa en medio de la selva del cura que viola con una indígena, o el marine que se casa con una princesa árabe, sí, pero hasta que alguien del consejo lector de una editorial lea tu obra pueden pasar años. Ellos reciben miles de novelas mensualmente, y lo rentables es ir a lo seguro, al novelista afamado que vende. Y éste que vende, ya puso el «orto» antes que tú.
Para crear un relato o una novela lo primero tener experiencia de la vida y de la reacciones humanas. Y para que sea digna o que deje huella, lo primero que hay que tener es imaginación, intuición, haber recibido codazos de la vida como Miguel Cervantes, fantasías, sueños, y sobre todo hambre. Los escritores somos unos «soñabobos», buscamos en la escritura lo que no somos capaces de encontrar en la vida real, escribimos la vida soñada y deseada. Se puede escribir una historia, una historia propia, todos tenemos una historia que contar, una historia que guarda en sí una novela, pero dependiendo de cómo se escriba, tendrá valor literario o no, pero ha de ser verosímil. ¿Y cómo se hace esto, cómo se saca la novela de la historia personal, al estilo de Cien años de soledad de García Márquez? Esta obra cumbre, no es que sea tan bueno como nos la venden, sino que inició el novedoso estilo del realismo mágico, tan de moda en aquel tiempo. Muchas novelas que nos venden como geniales son aburridas. Hay que saber enrollarse, y contar mentiras que parezcan el Evangelio. Ten en cuenta que el lector es tu depredador, tu peor enemigo, y del que has de defenderte, contándoles historias creíbles una tras otras como en «Las mil y una noche» para salvar la vida.
Además de cualidades innatas (observación, talento, intuición, olfato y mala leche), hay que conocer la técnica, aunque la técnica por sí sola no es suficiente, porque el conocimiento de la técnica te llevará a tu propio estilo y el estilo es la persona. ¿Quién eres tú y cual es tu estilo? Hemos de tener en cuenta el argumento principal de la novela, la gráfica de intrigas, los personajes primarios y secundarios, saber crear el personaje mito…; las escenas se encuban, primero, crecen mentalmente durante meses o años, después se pasará a un borrador a mano, y este borrador irá engordando poco a poco al que hay que echarle uno o dos años, a ocho horas diarias, abandonarlo durante un par de meses o años y volver a repasarlo, y luego para que no la quiera leer ningún editor (el editor no los lee, los leen los asesores o lectores profesionales). Es posible que tu relato tampoco lo quieran en una revista por entregas, porque necesitarán una recomendación previa, o salvo que te hayas hecho un currículum a base de medias verdades, también empezando a enviarlos a revistas digitales en Internet, que son menos exigentes.
Los contactos, una novela es el estilo literario que más salida tiene en una la literatura comercial. La poesía es la hermana pobre. Un novelista tiene que tener contactos, los que trabajan en Instituciones oficiales siempre lo tienen más fácil, porque los editores piensan que siempre te pueden pedirte un favor. Nadie da nada por nadie. La realidad de la vida es el toma y cada. Los hombres y mujeres se sientan sobre su fortuna, creo que me entiendes. Los editores no son hermanas de la caridad, sino empresas. Muchas personas están convencidas y viven en el convencimiento cristiano de que si haces el bien recibirás bienes, de que si escribes con seriedad algo bueno saldrá, el esfuerzo siempre tiene su compensación. Esta es la lógica del principio de la compensación por el sacrificio y el esfuerzo o del premio por las acciones bien hechas y las buenas cosas y por lo bien que te has portado, que si eres buen cristiano/a irás al cielo, o sea, el éxito asegurado, o si te portas bien recibirás regalos de los Reyes Magos; pues no, esto no es así, hay que tener mentalidad protestante de exigencia.
Escribir una novela «importante» depende de muchas circunstancias, primero hay que tener talento y luego sudar, atento a esto: hay que tener un «sudor» diferente a los demás escritores, un olor a tinta propia, un gorrión nunca será un pavo real por mucho que lo intente. Es más fácil acertar una bonoloto que ser un escritor famoso y aparecer en las Enciclopedias. Hoy en día, para que los profesores y catedráticos te consideren en el ámbito universitario y académicos, has debido pasar como ellos por la Universidad, de lo contrario serás siempre un aficionado intitulado, por muy bien que lo hagas serás siempre un paria de la escritura. Por lo general, quienes tienen títulos menosprecian a quienes no lo tienen“.
Después de leer este crudo artículo de Ramón Fernández Palmeral hace cuatro años, y estar de acuerdo en muchos de los argumentos y verdades descubiertas en mi, germiné la idea de por qué no crear por mi mismo una plataforma o revista literaria, donde realizar mis escritos, borradores, reflexiones, sin tener que ir llamando de puerta en puerta viendo una vez más la cara amarga que ya conocía del fracaso. No era necesario llegar a la edad de Ramón (62 años) para descubrirlo, no había tiempo que perder. Solo era una idea sin madurar, pero que podía dar sus frutos. El día que descubrí a Dalí en la primavera de 2014 me puse a trabajar en ello entusiasmado y algo perdido. Hoy es un fruto casi maduro y real.
Estructuré novelas, escritos y visualicé una plataforma que también fuera mucho mas que un portal para colgar mis novelas o relatos. Podría intentar desarrollar una revista online como los suplementos de los grandes periódicos, y crear un taller online-presencial que tan buenos y bonitos recuerdos me traía. Las dificultades no son y serán pocas pero, ya cuento con ello, y no deja de alentarme más aún, en mi empeño de ver nacer y crecer un “sueño de papel”.
En esta fase inicial de la Pluma de Oro, la web y revista online literaria serán el trampolín perfecto para dar forma y estructura a los talleres presenciales y a un concurso literario Nacional, que estará disponible para todos, en el 2017. En la Pluma de Oro trabajamos en la búsqueda continua de financiación y patrocinios para que podamos contar con uno de los mejores y noveles concursos literarios del ámbito nacional, y dar cabida al numeroso talento de jóvenes y no tan jóvenes escritores faltos de oportunidades.
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