
TEATRO-MUSEO DALÍ. El LEGADO MÁS SURREALISTA
- Escrito por JT Espínola
- On 14 marzo, 2018
El Teatro-Museo Dalí, inaugurado en 1974 y construido sobre los restos del antiguo Teatro Municipal de Figueres, está considerado como la última gran obra de Salvador Dalí. Todo en él fue concebido y diseñado por el artista con el propósito de ofrecer al visitante una verdadera experiencia y llevarlo al interior de su mundo cautivador y único.
La colección del Teatro-Museo Dalí permite al espectador aprehender toda la trayectoria artística de Salvador Dalí (1904-1989) a través del más amplio abanico de obras. Recorrer sus salas es viajar desde sus primeras experiencias artísticas hasta las obras de los últimos años de su vida, pasando por el surrealismo, la mística nuclear y la pasión por la ciencia.
La visita al Museo representa una oportunidad única de observar, vivir y disfrutar de la obra y el pensamiento del genio. Como explicó el propio Dalí: «Es evidente que existen otros mundos, eso seguro; pero, como ya he dicho muchas veces, esos otros mundos están en el nuestro, residen en la tierra y precisamente en el centro de la cúpula del Museo Dalí, donde está todo el nuevo mundo insospechado y alucinante del surrealismo».
Orígenes y creación
El embrión del proyecto del Teatro-Museo surge a principios de los años sesenta del siglo pasado. Ramón Guardiola, entonces alcalde de Figueres, pide a Salvador Dalí que done una obra para el Museu de l’Empordà. La respuesta de Dalí no se hace esperar: a Figueres no le regalará solo una obra, sino un museo entero:
«¿ Dónde, si no en mi ciudad, ha de perdurar lo más extravagante y sólido de mi obra, dónde si no? El Teatro Municipal, lo que quedó de él, me pareció muy adecuado, y por tres razones: la primera, porque soy un pintor eminentemente teatral; la segunda, porque el teatro está justo enfrente de la iglesia en la que fui bautizado; y la tercera, porque fue precisamente en la sala del vestíbulo del Teatro donde expuse mi primera muestra de pintura».
Por expreso deseo del artista, el lugar en el que va a ubicarse el proyecto daliniano es el antiguo Teatro Municipal de Figueres. El edificio, destruido por un incendio al final de la Guerra Civil, había quedado reducido a su estructura periférica. El techo de la platea se había hundido, y de los palcos solo quedaban los pasillos de acceso y, del escenario, el arco de la boca de escena y los almacenes laterales. El vestíbulo y el salón de descanso eran las únicas dependencias que se habían conservado más o menos intactas. El artista se propone entonces aprovechar el encanto espectral que ofrecen las ruinas del viejo teatro para instalar en él su futuro museo.
A partir de la década de los setenta, Dalí se entrega al proyecto museístico con una dedicación plena, interviniendo en los trabajos y diseñando los más mínimos detalles, hasta convertirlo en realidad el 28 de septiembre de 1974 con la inauguración oficial del Teatro-Museo Dalí. Uno de los elementos más visibles del Museo, la estructura reticular transparente en forma de cúpula geodésica que corona el edificio, fue fruto de un encargo de Salvador Dalí al arquitecto murciano Emilio Pérez Piñero (1935-1972). Hoy día, la cúpula se ha convertido no solo en el emblema del Teatro-Museo, sino también en todo un símbolo para la ciudad de Figueres.
El Museo, hoy
Las diferentes colecciones de la Fundació Gala-Salvador Dalí incluyen obras de arte de todo tipo: pinturas, dibujos, esculturas, grabados, instalaciones, hologramas, estereoscopias, fotografías, etc. De estas, unas 1.500 se exponen en el Teatro-Museo Dalí de Figueres.
Bajo el nombre de Teatro-Museo Dalí se agrupan tres espacios museísticos diferenciados que proponen al visitante un recorrido libre y personal a través de sus salas:
1) El Teatro-Museo propiamente dicho, formado por el viejo Teatro Municipal incendiado, que se convierte en Teatro-Museo a partir de los criterios y el diseño del propio Salvador Dalí. Este conjunto de espacios integra un único objeto artístico en el que cada elemento constituye una parte inseparable del todo.
2) El grupo de salas resultante de las progresivas ampliaciones del Teatro-Museo, en que la intervención personal de Dalí es testimonial o inexistente. En estas salas se exponen numerosas obras del legado del artista, las obras e instalaciones estereoscópicas, los anamorfismos así como las nuevas adquisiciones de la Fundación.
3) Las salas de exposición Dalí·Joyas, inauguradas en 2001, con las treinta y nueve joyas de oro y piedras preciosas de la antigua colección Owen Cheatham, dos joyas ejecutadas en un momento posterior y los diseños previos realizados por el pintor.
El Teatro-Museo Dalí contiene un amplio abanico de obras que describen toda la trayectoria artística del pintor ampurdanés, desde sus primeras experiencias artísticas -impresionismo, futurismo, cubismo, etc.- y las creaciones surrealistas hasta las realizadas en sus últimos años de vida. Entre las obras más destacadas que se exponen en el Museo cabe mencionar Autorretrato con «L’Humanité» (1923), Port Alguer (1924), El espectro del sex-appeal (1932), Retrato de Gala con dos costillas de cordero en equilibrio sobre su hombro (1933), Autorretrato blando con beicon a la plancha (1941), Poesía de América – Los atletas cósmicos (1943), Galarina (1944-1945), La cesta de pan (1945), Leda atómica (1949) y Galatea de las esferas (1952).
Mención aparte merece también el conjunto de obras realizadas por el artista con la finalidad expresa de exponerlas permanentemente en el Museo, y que van desde pinturas y esculturas hasta complejas instalaciones monumentales. Dentro de este grupo destacan la Sala Mae West, la Sala Palacio del Viento, el Monumento a Francesc Pujols y el Cadillac lluvioso.
Aparte de las creaciones de Salvador Dalí, también pueden verse obras de otros artistas a los que el pintor invitó a exponer en su Museo, como Antoni Pitxot y Evarist Vallès, e igualmente piezas pertenecientes a la colección privada del pintor, firmadas por artistas como El Greco, Marià Fortuny, Modest Urgell, Ernest Meissonier, Marcel Duchamp, Gérard Dou y Bouguereau. En distintos espacios del Teatro-Museo, además, se presentan obras de John De Andrea, Wolf Vostell, Meifrèn y Ernst Fuchs. Desde la muerte de Salvador Dalí, en 1989, también se puede visitar la cripta con su tumba, situada en el centro del Museo; este espacio fue remodelado en 1997 para acoger una colección de joyas de oro diseñadas por el artista.
El Exterior
El Teatro Museo Significa la proyección y concreción de todas las ilusiones y energías creativas del artista, y quiere que la iniciación al Teatro-Museo Dalí, su obra culminante, tenga lugar a partir del entorno, especialmente de la plaza Gala-Dalí, cuyo pavimento de diseño radial converge en el escenario del museo, bajo la cúpula, dónde él, por su expresa determinación final fue enterrado. De la misma manera el pintor quiere que el peregrinaje a su centro espiritual comience en la cola de visitantes y espacios lúdicos del entorno del Museo, desde se puede iniciar la participación contemplativa y entrever la existencia de las nuevas visiones, conceptos y pensamientos.
En este espacio preámbulo, Dalí alude a algunas de sus preferencias y obsesiones: la ciencia-con el homenaje a Newton, el arte académico con tres esculturas de Meissonier; el arte más innovador con el Obelisco de la televisión de Wolf Vostell, y el pensamiento catalán, con el monumento a Francesc Pujols que a la vez contiene la figura de Ramón LLull. El Teatro-Museo Dalí, nace del antiguo Teatro Municipal de Figueres, al lado de la iglesia de Sant Pere, donde Dalí fue bautizado hecho que le gustaba destacar. Delante de la fachada principal del Museo se alza el monumento dedicado al genio de la filosofía catalana Frances Pujols, amigo de la familia Dalí, por cuyo pensamiento el pintor mostraba especial interés. En el monumento en la base se compone de las raíces de un olivo milenario, con el cuerpo de cubierto por una toga romana de color blanco, y culmina con un huevo dorado, que configura la cabeza apoyada en una mano, en una actitud similar a la del «Pensador» de Rodin.
En la plaza anexa, en las escaleras que nos conducen hacia la calle La Jonquera hay una segunda escultura homenaje a» Newton», un tributo a este científico y a la fuerza de la gravedad descubierta por el científico, y aparece representada con una manzana-bola suspendida en un péndulo, una referencia Daliniana representada en 1932 en Fosfeno de Laporte, en la que Newton aparece en la parte inferior del óleo.
En esta misma plaza vemos tres esculturas repetidas a modo de eco. Tres homenajes dedicados a Jean-Louis Ernest Meissonier-pintor admirado por Dalí- y realizados por Antonin Mercié en 1895 y retocados por el pintor, que los colocó sobre el conjunto de neumáticos en su exposición antológica del Centro Pompidou de París celebrada el 18 de Diciembre del 1979a al 14 de Abril de 1980. Al pie de la escultura central, Dalí inscribió irónicamente: «Sin Gala y Dalí no estaría aquí». En la plaza también encontramos una fuente de piedra con funciones de lámpara, la fuente originaria que Dalí transformó e integró en su universo y que culmina de nuevo con una reproducción del átomo de hidrógeno.
En una esquina de la plaza está instalada la escultura al Obelisco de la televisión de Wolf Vostell-primer europeo que hizo un entorno (environnmen) y los primeros happenigs en nuestro continente, un monolito con catorce televisores culminado por una cabeza de mujer. En 1978 Dalí autoriza a Vostell a materializar en el Museo de Malpartida de Cáceres su idea de «Telón de Parzival·
Dalí complementa la plaza con una obra de creación propia situada tras un vidrio-escaparate que contiene la cabeza de cartón de un monstruo, regalo del pintor Rafael Duran, que se apoya sobre un soporte de huevos, con pequeñas muñecas que hacen de niñas de los ojos, dientes hechos con muñecos y un televisor incorporado en la frente. Esta instalación está situada en la puerta de acceso al pabellón utilizado antiguamente como lonja de pescado, que conecta con la ahora llamada, por este motivo, Sala de las Pescaderías del Teatro-Museo. Cabe destacar los dos medallones, de óleo sobre cobre, con las efigies de Dalí y Gala sobre el balcón principal de la fachada lateral del Teatro-Museo.
El edificio está laureado con una especie de corona de maniquíes que adoptan diferentes posturas, siguiendo un estilo Art Decó que Dalí hizo moldear en materia sintética que fue posteriormente dorada. Los dos maniquíes del extremo de la fachada central sostienen en sus brazos alzados al cielo, el átomo de hidrógeno, reiteración constante de su pasión por la ciencia. En la cornisa superior aparecen cuatro cuerpos de guerreros blancos con una barra de pan sobre la cabeza. De nuevo encontramos figuras con barras de pan, son cuatro mujeres en el balcón principal, reconocidas por sus actitudes y gesticulaciones a modo de danza ritual. Estas mujeres también presentan huecos en el plexo solar, y según Dalí, las informaciones están contenidas en los espacios vacíos. Entre ellas destaca un traje de buzo con escafandra, alusión a a la conferencia de Dalí realizada en junio de 1936 con motivo de la Exposición internacional del Surrealismo en Londres, que estuvo a punto de costarles la vida por asfixia. El buzo, es a la vez, una primera indicación y un símbolo de la inmersión en las profundidades del subconsciente que esperan al visitante al Teatro-Museo.
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