
Los susurros de los sauces rojos. Capítulo 3
- Escrito por JT Espínola
- On 14 diciembre, 2016
5 de Marzo de 2010 18.25. Blog el Susurro de los Sauces Rojos, por Asunción Salvatierra.
Me sudan las manos, tengo los nervios a flor de piel con se dice aquí, en mi país se dice de manera menos bonita. Es la primera vez que participo en un concurso internacional tan importante con pianistas de grandísimo nivel. Yo no quería asistir, me gusta tocar para divertirme pero a mis padres les hacía tanta ilusión que no pude negarme. Son tan buenos, y tan atentos conmigo. Me pareció una buena idea asistir y poder hacerles este regalo después de dos años, y tres meses que decidieron adoptarme. Toda mi vida en Santiago de Compostela en tan diferente y agradable, todo gracias a ellos.
Tengo el quinto turno, después de Vitaly Azarenko. Es buenísimo, esta terminando su adagio de Primavera de Schubert, me encanta la sensibilidad con la que toca, como desliza sus pequeñas y alargadas manos, es una maravilla. Espero poder estar a la altura del certamen, llevo todo el año ensayando en el conservatorio para este momento, solo pienso que tengo que disfrutar, divertirme y olvidarme de donde estoy. Solo quiero sentir la melodía que he elegido, y hacerla mía. He dedicado mucho tiempo en hacer los arreglos de la partitura, a mi abuela le ha encantado, seguro que está en primera fila, expectante y emocionada esperando que el niño ruso termine su actuación, y poder hacer mi entrada. Ya me encuentro mas tranquila, estoy con muchas ganas de demostrar todo lo que siento al sentarme al piano, me invade una inmensa alegría y todo gracias al esfuerzo de mis padres al pagarme el conservatorio. Se que para ellos el dinero no es importante, pero no quiero defraudarles, sobre todo en esta fecha tan señalada. Hoy es el cumple años de mi Madre, no puedo defraudarla.
En el auditorio, se oyó por megafonía como sonaba ni nombre español, y una sonora ovación. La verdad es que me gusta llamarme así, Asunción Savaltierra, que suena mucho mejor que mi nombre Chino, Kim Son Jo. Desde mi llegada, me encanta vivir en Galicia, es tan diferente a China. Creo que nunca he sido tan feliz.
Mi actuación fue muy aplaudida, el arreglo de la novena sinfonía de Beethoven fue recibida con una inesperada batería de aplausos, comandada por mis familiares, estaban todos expectantes en la primera fila, con mi abuela llorando a lagrima viva sin consuelo, sin poder secarse las lagrimas con el pañuelo que tenía en las manos. Era impensable ganar el certamen, pero eso me daba igual. La cara que irradiaban mis padres era el premio que busca entre la muchedumbre, y sin duda lo recogí. Fue tan bonito y emocionante que nunca lo olvidaré.
Mis padres y mis abuelos decidieron que iríamos a celebrarlo todos a un restaurante situado cerca de casa, O`Grelos por mi exitosa actuación, quedé sexta en el concurso, entre veinte participantes, estaba eufórica y abrumada por mi clasificación, nunca pensé que pudiera pasar de los diez primeros. Mi reacción fue incontrolable, no paré de dar saltos y gritos durante un par de minutos. La cara de mis padres era todo un poema, son tan correctos, tan serios, tan meticulosos a veces… aunque eso no creo que sea un defecto, si me gustaría verlos sonreír mas. Son distintos a mis abuelos que son la alegría de la huerta. Me encantan todas las expresiones españolas nuevas que estoy aprendiendo, me parecen muy divertidas. En ocasiones pienso que me encantaría vivir con mis abuelos, que están siempre haciendo bromas, no como mis padres que siempre están recordándome la importancia de respetar los horarios de estudio, de sueño, de ordenar mi cuarto. Son rectos, y aburridos a veces. Por eso me encanta visitar la casa de mis abuelos, allí siempre hago lo que me apetece, sin oír a mi madre gruñir y ordenarme cosas constantemente, aunque como dicen mis amigas es lo normal que tienen que hacer los padres, ordenar, mandar y regañar, por ese orden. No iba a ser yo menos.
Durante el trayecto al restaurante presencié a mi madre discutir, con mi abuela. Últimamente era habitual oírlas discutir por no se qué asuntos de unas fincas y terrenos que mis padres querían vender y mis abuelos no estaban nunca por la labor de hacerlo. Mi abuela comentaba que nunca se debía vender una casa en la que se llevaba toda la vida viviendo, y que pretendía que las siguientes generaciones siguieran haciéndolo. Nunca permitiría que la casa donde nació, y de sus padres se mal vendiera por una cantidad que nunca llenaría las vivencias que mi abuela y sus padres vivieron en la finca familiar “La Fuensanta”.
Es uno de mis sitios preferidos, la casa de mi abuela te hace sentir tanta paz, tiene un encanto especial que el pensar que mi madre quisiera venderla, me llenaba de tristeza. No entendía los motivos que tenia mi madre, pero seguro que alguno tendría, y yo tenía que respetarlo.
La cena donde celebramos el cumpleaños de mi madre y mi participación en el certamen fue estupenda, lo pasamos genial. Todos menos mi madre que empezó con sus dolores de migraña de siempre. Eran mas frecuentes e intensos. Se ponía como loca, y desagradable, aunque intentábamos todos no hacerla mucho caso, mi padre parecía muy preocupado. Últimamente no parece la misma, pero siempre que la pregunto por su salud, se altera, y lo que menos quiero es disgustarla.
Al salir del Restaurante de vuelta a casa, mis padres no pronunciaron palabra, se hayan ausentes de las explicaciones y anécdotas que mis abuelos y yo compartíamos del concurso. Ellos si demostraban interés con sus comentarios, siempre me animaban a seguir trabajando duro para conseguir todos los sueños que me propusiera. Me ruborizaban al decirme varias veces que llegaría muy lejos, y que me esperaba un maravilloso mundo lleno de oportunidades. Yo trataba de no creérmelo, sin duda era exageradas sus consideraciones, no era mas que una joven adolescente china en un nuevo país y cultura, cuyo único deseo era sentirme tan feliz y querida, como lo era en estos momentos.
Esta noche me cuesta conciliar el sueño, las emociones del día no dejaban de abordarme en mi cabeza, invadiéndola con imágenes y momentos maravillosos, pero en el fondo me siento triste, muy triste. Mis padres discuten cada vez más, se gritan e incluso he oído desde la puerta entreabierta de mi habitación como mi madre le tira cosas a mi padre en la cocina, no se qué les ocurre, pero algo les pasa. Creo que se van a separar, o eso le dice mi madre a mi padre cuando se enfada. Ojala no sea verdad. Yo les quiero a los dos, y espero que no se vuelvan a enfadar. Todas las noches rezo. Esta noche lo haré con más fervor.
0 Comentarios